El bruxismo es la contracción involuntaria de la musculatura que utilizamos en la masticación fuera de ella.
Se traduce en un apretar y rechinar de dientes, con desgaste del esmalte y afección de encías que acaba afectando a la articulación temporo mandibular.
Esta contracción continua hace que se sobrecargue toda la musculatura, lo que conlleva dolor de la zona de músculos maseteros, de cabeza y cuello.
La infiltración de toxina Botulínica comúnmente conocida como Botox nos permite relajar la musculatura de forma que la contracción se suaviza mucho. Esto permite una mejora absoluta del dolor y un afinamiento del rostro ya que el músculo al contraerse tanto se hace grande y puede dar aspecto de cara cuadrada.
Mejora sintomática y estética.